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ILEGITIMIDAD DEMOCRÁTICA
Las elecciones del 14M no tienen ninguna legitimidad democrática. Es más, después del 11M, fuese cual fuese el resultado de las mismas, no habrían podido tenerla en ningún caso.
Que me llamen fascista por decirlo. Me importa un pito. No lo soy. En realidad soy liberal y republicano, que en la España de nuestros días es como ser una quimera con patas. Simplemente estoy diciendo lo que muchos tenemos en la cabeza.
Para que las urnas den legitimidad tienen que cumplirse unas condiciones que coloquialmente llamamos de “normalidad democrática”. Son una serie de normas, unas escritas y otras de sentido común.
El incumplimiento de esas normas, o la falta de condiciones ambientales para que se cumplan, propician una distorsión de los resultados que anulan su validez como representación de la voluntad del pueblo. Pero además, en este siglo XXI, con la creciente influencia de los medios de comunicación, nuevas normas legales deberían proteger al electorado, aunque eso es otro cantar del que ya hablaremos algún día.
Mantener que las urnas siempre tienen razón es una falacia demagógica. ¿Las votaciones en la época franquista eran legítimas?, ¿expresaban la voluntad del pueblo?. Las votaciones al parlamento iraní ¿son legítimas?. Las de Cuba...¿lo son?. ¿Qué las convierte en farsa?. Muchos dictadores no han subido al poder por medio de un golpe de estado, sino a través de unas elecciones. ¿La manipulación es algo subjetivo?. La falta de condiciones para votar, ¿es subjetiva?.
No lo son. En realidad existe una norma natural que regula la validez de una elección democrática y de verdad me gustaría que sobre ella discutiéramos todos.
A esa norma yo la llamo “propiedad conmutativa” , y se debe dar en cualquier elección democrática en el seno de un grupo.
Para que la victoria de la parte A sobre la parte B en unas condiciones ambientales determinadas sea válida y aceptable por la parte B, tendría que ser válida y aceptable por la parte A , la victoria de la parte B sobre la parte A en las condiciones ambientales contrarias.
En nuestro caso sería: Si el PP hubiese obtenido mayoría siendo el 11M un atentado de ETA, ¿habría aceptado el PSOE los resultados?. ¿Lo habrían hecho los nacionalistas?.
Si la respuesta es NO, la elección no es legítima.
Es fácil imaginar el escenario contrario al que ahora tenemos. De hecho hay indicios probados de él. Por ejemplo, cuando días antes del 11M, la Guardia Civil capturó la furgoneta de explosivos de ETA, Rodríguez Ibarra se apresuró a decir que era una captura “burda” y que parecía “preparada”. Si el atentado del 11M hubiese sido obra de ETA, incluso sin haber producido el PP una noche mediática el 13M, como no dudaron en hacer los socialistas, la izquierda estaría berreando la falta de legitimidad y habría pedido el aplazamiento de las elecciones. Y no hablemos de los otros vencedores del 14M, los nacionalistas, porque ellos, en la mañana del 11M, cuando se pensaba que era ETA la autora, ya clamaban por el aplazamiento.
El 11M distorsionó el 14M, y lo hizo hubiese puesto la bomba ETA o los fundamentalistas de los países vecinos. Fuese cual fuese el responsable, el 14M perdió su legitimidad a manos de los terroristas. Si hubiese sido ETA, la propiedad conmutativa no se habría cumplido tampoco. En realidad, para que se cumpla la propiedad conmutativa, las condiciones ambientales tienen que ser neutras. Nunca va ser posible verificar la opción contraria.
Eso es lo verdaderamente grave de nuestro caso, porque uno de los bandos no respetó las normas escritas. Vio el camino de alcanzar el poder y ,sin escrúpulos, encrespó todavía más el ambiente para conseguir su objetivo. Si el 11M, como hecho supuestamente ajeno a los contendientes, había eliminado la legitimidad del 14M, el 13M introdujo una acción de parte legalmente reclamable.
Si por lo menos los socialistas y sus medios de comunicación afines, hubieran sabido callarse la noche del 13M, cabría sólo una sombra de duda. Pero su incontinencia verbal y física en aquellas horas, muestra a las claras que vieron la ventaja que les habían dado los terroristas y corrieron a aprovecharse de ella, incluso añadiendo mentiras a la realidad, ya dura de por sí. Ahí está la infamia.
Hay una ley al respecto en nuestro país. Tiene que aplicarse hasta las últimas consecuencias. Si en España no hay tribunales imparciales para juzgar los hechos y a los responsables, hay otros foros jurídicos a los que apelar en Europa. Flaco favor hará el Partido Popular a nuestra democracia si no agota todas esas vías. Los que manipularon, mintieron y se aprovecharon, tienen que sentir sobre ellos el peso de la Ley.
Juan Hispano
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